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jueves, diciembre 5 , 2024

Actualidad de Medellín y la Comuna 4 - Aranjuez

Periódico la pupila

Óscar Anchele: “Yo vivo, respiro y muero por la trova” 

Su vida ha sido un legado de versos y talento. Este trovador ha transformado vidas desde el aula y el escenario.

Era 1983 cuando Óscar Alcides Quintero, un joven inquieto y el sexto de diez hermanos, ingresó a décimo grado en el Liceo Gilberto Alzate Avendaño. Vivía en el Popular II y no destacaba precisamente por su disciplina académica. A menudo, se escapaba por encima del muro del colegio para faltar a clases y jugar billar. 

Hoy, Óscar es conocido como Anchele, un trovador que ha recorrido gran parte de Antioquia y numerosos municipios de Colombia, llevando su arte a fiestas y eventos culturales. Desde 2001, dirige un semillero de músicos y trovadores en el colegio donde se graduó. 

Por sus manos han pasado talentos que han llegado a ser reyes nacionales de la trova, como Robinson Alejandro Marín, “Cocoliso”, quien actualmente se desempeña como libretista en reconocidos medios de comunicación del país, y Juan David Ruiz, “El Gallinazo”. 

Descubriendo su talento 

Anchele se recuerda como un niño inquieto. Su padre fue músico en su juventud y, de él, heredó la pasión por las cuerdas. Óscar llegó al Alzate después de que el colegio donde estudiaba no ofreciera grados 10º ni 11º. “Para mí fue un descubrimiento. El colegio estaba lleno de artistas. Cuando escuché a los trovadores, me parecieron tesos, admiré su capacidad de inventar frases ingeniosas”, recuerda. 

Sin embargo, el inicio de su camino en la trova fue muy particular. Con varias materias perdidas, su profesor de estética, Leonardo Betancur, le propuso reto que cambiaría su vida: “Si quieres ganar el año, escríbete unas buenas trovas”. 

Una vez hecha la tarea, le quiso poner la “vara más alta”, así que el profesor llamó a su hijo, César Betancur “Pucheros”, quien años después sería considerado el mejor trovador de la historia. 

Su gran debut fue en el salón de 10F, delante de un grupo de caras burlonas. Improvisó versos y despertó las risas. “Entonces comenzamos a trovar en el salón. Él ya era muy bueno y yo solo trovaba bobadas que hacían reír. Es un bello recuerdo”, comenta. “Así entré al Club de la Trova del Alzate, y en el descanso tomábamos de parche a todo el que pasara por el pasillo donde practicábamos”. 

Retomando el camino 

Anchele se graduó de bachillerato y dejó de lado su talento por algunos años. Fue su esposa quien más adelante lo alentó a presentarse en un festival tras notar su habilidad para improvisar. Aunque dudaba de sí mismo y se percibía como un aficionado, Óscar aceptó el desafío. 

“Finalmente me presenté en un evento y trové. Estuve tan de buenas que allí estaban algunos miembros de la Asociación de Trovadores Colombianos (Astrocol), quienes, al escucharme, me insistieron que debía tomar esta profesión en serio” recuerda Anchele. 

Desde entonces, comenzó a destacar en escenarios importantes, como los Festivales Nacionales de Trova a inicios de los años 90. En 1992, ganó su primera competencia, Noches de Folclor, organizada por la emisora La Voz de la Raza, lo que le abrió las puertas a eventos organizados por Astrocol. “Vi que trovar lo pagaban bien y me dediqué de lleno a estudiar la creación de versos”. 

Dejando un legado 

Además de continuar llevando la magia de la trova a eventos públicos y privados, Anchele dedica sus días a formar nuevas generaciones en el semillero del Liceo Gilberto Alzate Avendaño, el mismo lugar donde nació su pasión por este arte. Como promotor del Festival de la Trova de la Comuna 4, celebrado en las instalaciones del colegio, ha convertido este evento en una plataforma para el descubrimiento de talentos y la preservación de una tradición cultural. 

“Estar aquí, donde fui alumno, es un orgullo. Este colegio es una cantera de talentos. De aquí han salido cinco reyes nacionales de la trova” comenta con emoción. 

Este año, en la edición 2024 del Festival de la Trova de la Comuna 4, Anchele fue homenajeado con un reconocimiento especial por su invaluable contribución a la cultura y, en particular, a la trova. Este gesto, más que un premio, simboliza el impacto de su labor.

Así, Anchele sigue trovando no solo con su voz, sino con su legado, inspirando a nuevas generaciones a encontrar en el arte una herramienta para transformar vidas y territorios. 

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