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domingo, diciembre 22 , 2024

Actualidad de Medellín y la Comuna 4 - Aranjuez

Periódico la pupila

¿Qué es la objeción de conciencia y cómo aplica? 

Este derecho permite a una persona abstenerse de cumplir una ley u orden que contradiga sus principios éticos, religiosos o morales.

La figura de la objeción de conciencia ha cobrado relevancia en los últimos años, y cada vez más ciudadanos recurren a este derecho como una forma de actuar en consonancia con sus creencias. 

Pero ¿qué significa objetar por conciencia y cómo impacta la vida de quienes optan por este camino? En este artículo exploramos qué implica este derecho y cómo transforma las vidas de quienes lo ejercen. 

¿Qué es la objeción de conciencia? 

La objeción de conciencia es el derecho que tiene una persona a negarse a cumplir una obligación impuesta por ley o autoridad, si esta contraviene sus creencias éticas, morales o religiosas.  

La Corte Constitucional lo reconoce y respalda en diversos ámbitos, como el servicio militar, la educación y la salud. Por ejemplo, en el caso del servicio militar, la ley establece la posibilidad de no participar en este, siempre que el solicitante sustente con pruebas claras la sinceridad de sus convicciones.  

Esta figura también se aplica en contextos de salud. Médicos y enfermeros pueden invocar este principio si en algún momento se ven obligados a realizar procedimientos que están en contra de sus principios. Por ejemplo, un médico podría negarse a realizar un aborto o una eutanasia. Esto no implica que el perito en salud desatienda la posibilidad de que el procedimiento sea ejecutado por otro médico. 

Quienes han objetado 

Para algunos, la objeción de conciencia representa una forma de defender su identidad y principios más arraigados. Andrés Pérez, un joven estudiante de derecho e integrante de una escuela religiosa, recurrió a la objeción para evitar el servicio militar obligatorio.  

“Mis principios son pacifistas, y no me veo empuñando un arma ni en un escenario de violencia. Opté por el derecho a objetar porque, para mí, la paz no es solo un concepto, sino una práctica”, relata. 

La experiencia de Andrés no es única. Desde que se implementó esta opción, más personas encuentran en la objeción una vía para alinear sus actos con sus valores.  

A pesar de ser un derecho consagrado, el proceso no es siempre fácil. “Tuve que presentar varios documentos y justificar por qué mi objeción era sincera”, comenta Diego Herrera, quien evitó el servicio militar hace dos años.  

Para él, el procedimiento fue “agotador y estresante” debido a la cantidad de trámites, pero valió la pena. “No soy activista y pacifista, pero para mí, defender la vida es fundamental, y más en un país tan dividido como el nuestro”, agrega. 

¿Y en la salud? 

La objeción de conciencia también se aplica en el sector de la salud, aunque en ocasiones genera opiniones divididas sobre sus límites y aplicación. Eugenia Rojas, enfermera en Medellín, señala que la objeción le permitió abstenerse de participar en un procedimiento de aborto. 

“No se trata de juzgar a otros o imponer mis ideas, sino de mantener mi integridad. Es un derecho y también una responsabilidad, y me aseguré de que hubiera otro profesional que pudiera atender la situación sin dejar a la paciente desamparada”, explica Eugenia, graduada de la Universidad de Antioquia. 

Los desafíos de la objeción 

A pesar de estar protegido por la ley, la objeción de conciencia no está libre de complicaciones. En muchas ocasiones, los ciudadanos encuentran barreras y prejuicios en el sistema que les dificulta avanzar en sus procesos. Carolina Jiménez, abogada especializada en derechos humanos, destaca que “la falta de información y la resistencia de algunas instituciones a reconocer la objeción complican el ejercicio de este derecho”.  

Para Carolina, es importante que las persona comprendan que la objeción de conciencia no es solo para casos de pacifismo o religión. “Es necesario hacer pedagogía para que más personas conozcan y ejerzan sus derechos de manera consciente y sin temor a represalias”, afirma. 

Como sociedad, es vital reconocer y respetar estos actos, sin estigmatizar ni entorpecer el proceso de quienes optan por ellos. En una democracia, respetar la objeción de conciencia es respetar la esencia misma de la diversidad y la libertad. Es un acto que nos recuerda que convivir es, ante todo, entender las diferencias y garantizar que nadie traicione sus principios. 

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