- Cada 11 de febrero esta Institución celebra su aniversario.
- La formación de los alumnos se fundamenta en valores, espiritualidad y nuevas experiencias.
Risas en los salones, juegos en las canchas, vestuarios para bailes, festivales, actos cívicos, jueves eucarísticos, profesores auténticos, niños, niñas y jóvenes descubriendo un mundo nuevo, es lo que le da reconocimiento al colegio Nuestra Señora de Lourdes para la Comuna 4. Un lugar seguro para sus estudiantes, un espacio que llena día a día de sabiduría, valores y principios a quienes hacen parte de esta institución.
Para muchos, la etapa del colegio es una de las mejores, difícil de repetir o igualar, por esa razón el cariño por el lugar donde se viven los años de formación básica quedarán en la memoria de cada uno, y la Institución Educativa Nuestra Señora Lourdes, es una de las que está presente en la vida de más de cuatro generaciones. Probablemente sus estudiantes no recordarán todo lo aprendido, pero sí lo vivido. Ya pasaron por sus corredores, aulas, auditorio, parque y balcones muchísimas personas, y tanto las tradiciones como la esencia se han conservado a lo largo del tiempo.
Sus inicios
Su nombre es en honor a la advocación francesa la Virgen de Lourdes, y fue fundado en 1957 por la Madre del mismo nombre. Desde aquel año, este colegio ha estado ofreciendo sus servicios a la comunidad, aunque en un principio solo era una institución para menos de 50 estudiantes mujeres. Hoy6 años después, ha adquirido gran reconocimiento en la Comuna 4, teniendo ahora más de 900 estudiantes interesados en la calidad educativa que ofrecen. Su rectora, la hermana Jaidith Guerra, afirma:
“Se caracteriza por brindar un servicio pronto, alegre y generoso a la juventud, formando estudiantes íntegros en estos valores, de manera que trasciendan en su vida diaria”.
Cada 11 de febrero se celebra la fiesta del colegio con la coronación de la virgen, a cargo de los estudiantes del grado quinto. Un acto que conmemora tanto la fundación del colegio como su papel en el crecimiento espiritual, carismático y humano de sus estudiantes.
Un segundo hogar
Un ambiente acogedor, amigos, diversión, celebraciones, ferias, unos cuantos regaños y mucho aprendizaje, es lo que hace de esta Institución un refugio para los estudiantes; donde disfrutan cada momento y los compañeros se convierten en familia. Aunque para ellos, las clases, exámenes y el conocimiento son importantes para la vida, valoran más la espontaneidad, lo inesperado y lo cultural; pequeñas cosas que, con el tiempo, son las que recordarán con cariño:
“Este colegio es mi segundo hogar, tengo personas que me quieren, me apoyan y siempre estamos unidos para crecer juntos”, dice Isabella Cadavid, una estudiante de noveno grado.
Este colegio del barrio Campo Valdés, es un referente educativo gracias a su metodología constructivista, que se enfoca en la excelencia académica y genera experiencias inolvidables para sus estudiantes. Además de su trabajo de formarlos con capacidad de madurar en la fe y en su personalidad.
Libertad con disciplina
Educar para la trascendencia es el lema de esta institución, de manera que sus estudiantes al momento de salir a un mundo nuevo puedan aplicar esos propósitos y saberes que fueron inculcados en ellos. Sus docentes y directivas dicen que la educación no puede cohibir a las personas, pero debe enseñar autonomía y posturas en los espacios adecuados.
“El colegio si ejerce esa autoridad, pero no siento limitación para ser yo misma o disfrutar mi juventud”, así lo expresa Camila Jiménez, estudiante del grado once.
Los estudiantes siempre serán libres, pero es importante saber qué hacer con esa libertad y cómo encaminarla al ejercicio de la vida diaria sin afectar la vida de quienes los rodean. La educación en Lourdes no limita a sus estudiantes, sino que les enseña a ejercer su autonomía y a adoptar posturas críticas en situaciones apropiadas.
“En ese colegio aprendí a cuestionar todo; siento que tengo las bases principales para cuando inicie mi vida profesional, gracias a todo lo que pudieron mostrarme”, cuenta el exalumno Sebastián Zaldúa.
El Colegio Nuestra Señora de Lourdes celebra con éxito otro año de dedicación a la formación académica y humana de la comunidad. Muchas son las historias, anécdotas y personas que han pasado por sus puertas y se han sentado en sus aulas. Sin embargo, lo más importante de resaltar, es el compromiso que tienen con la formación de buenos seres humanos y la preparación de jóvenes comprometidos con el cambio social.