Parece un animal inofensivo, en la Comuna 4 se ve en casi todas partes, pero las autoridades ambientales ya lo tienen en la mira. Se trata del denominado caracol africano, y sobre él pesa la mala reputación de devorar jardines completos, de reproducirse a una velocidad alarmante y de transmitir enfermedades, sobre todo a mascotas como perros y gatos.
Según expertos en el tema, esta especie se encuentra en lugares como los parques de Aranjuez y Campo Valdés (El Calvario), así como a lo largo de la franja del río Medellín y otras zonas pobladas de maleza como cañadas y, sobre todo, depósito de basuras y jardines, destinados para que mascotas hagan sus necesidades.
“Este animalito puede llegar a las casas, por ejemplo, cuando alguien compra una planta en un vivero y en la matera viene el caracol, que suele poner cientos de huevos. Por eso incluso hemos detectado el animalito dentro de apartamentos en pisos altos”, comenta Leidy Johanna Guaiteros, integrante del programa Medellín me quiere saludable, en el componente de salud ambiental.
Johanna asegura que la proliferación del caracol, que se ve en toda la ciudad, se da principalmente por la pésima destinación de las basuras que hacen algunos habitantes. Los líquidos de la putrefacción de los residuos y las deposiciones fecales atraen a estos moluscos, así como a ratas y cucarachas, y pueden llegar a alcanzar un tamaño bastante considerable.
El Área Metropolitana como autoridad ambiental, afirma en sus advertencias que el caracol africano está catalogado como una plaga, y está entre las cien especies más tóxicas e invasoras del mundo.
Sus efectos negativos se dan sobre la biodiversidad, la productividad y la salud pública, afectando ecosistemas que sirven de hábitat para otros animales e insectos que sí hacen parte de la fauna silvestre.
Johanna advierte que el peligro está en la baba que deja mientras avanza. Esta sustancia trae en su composición sustancias tóxicas que pueden afectar, sobretodo, la salud de niños y mascotas.
La enfermedad más común que pueden trasmitir lleva por nombre leptospirosis, una bacteria que comúnmente se transmite por medio de la orina de animales y del caracol africano. Los efectos en la salud son fiebre alta, dolor de cabeza, sangrado, dolor muscular, escalofríos, enrojecimiento de los ojos y vómitos.
En otros casos, puede llegar a causar meningitis, una inflamación que se da en los tejidos que rodean el cerebro y la médula espinal.
¿Qué hacer?
Margarita Castañeda, líder del Comité de Participación Ciudadana y Comunitaria -Copaco, de la Comuna 4 y quien lleva haciendo seguimiento a la problemática del caracol africano, manifiesta que, a lo largo de este año se han llevado a cabo campañas para concientizar a la comunidad sobre cómo proceder en caso de detectar el caracol en su casa.
“No queremos que los maten, sino que los recolecten. Para ello le explicamos a la gente que utilice guantes y que introduzca al animal en una bolsa roja. Luego debe llamar al Área Metropolitana para que personal experto recoja al caracol y haga disponibilidad adecuada de él”, manifiesta Margarita.
A principios de octubre uno de estos encuentros se dio en Moravia, quizá el barrio más afectado por este animal. Entre jornadas y foros, se concientizó a los asistentes sobre la importancia de cuidar a las mascotas, ya que ellas se convierten en transmisoras de las enfermedades, entre las que se cuentan también afecciones gastrointestinales.
Margarita advierte que, incluso, los caracoles han sido detectados en los jardines de los colegios, donde pueden alimentarse de plantas, líquenes, materia orgánica en descomposición y heces de animales. Se recomienda no matarlos echándoles cal u otra sustancia, ya que esto podría causarles una muerte bastante dolorosa.
Según datos suministrados por el Área Metropolitana, en lo que va corrido del año se han recolectado en toda la ciudad cerca de media tonelada de estos animales.
En caso de detectar el caracol africano, puede comunicarse a la línea que esta Entidad tiene destinada para el manejo de estos animales 604 385 60 00.