El problema del parqueo en las calles de los barrios de la Comuna 4 ha alcanzado un nivel de caos que merece una seria reflexión. Las calles, espacios que pertenecen a todos, se han convertido en territorios ocupados por vehículos estacionados que no solo dificultan el flujo de tránsito, sino que, en muchos casos, bloquean por completo el paso en ambas direcciones.
En horas pico, el caos es evidente, las calles que antes permitían un tráfico fluido, hoy se encuentran colapsadas, afectando tanto a los peatones como a los usuarios de transporte público, quienes enfrentan un desplazamiento cada vez más lento y complicado.
En las calles más estrechas, el problema se hace evidente: vehículos que obstruyen el paso, creando embotellamientos y haciendo imposible la circulación, sin considerar el impacto negativo en la movilidad de los residentes, agravando la situación y generando un colapso en los horarios de mayor tráfico.
¿Espacio público o propiedad privada?
No es solo un inconveniente de movilidad, refleja una falta de responsabilidad y consideración por parte de algunos propietarios de vehículos que consideran el frente de sus casas como una zona de parqueo exclusiva. Al adquirir un automóvil, asumen que la vía pública se convierte en un estacionamiento gratuito.
Algunos incluso colocan conos, canecas o rejas para “reservar” el espacio, como si fuera una extensión de su propiedad privada, lo cual demuestra una profunda falta de solidaridad hacia el resto de la comunidad.
A esta problemática se suma un fenómeno aún más preocupante: vehículos de empresas privadas e incluso de transporte público, que pernoctan en las calles de los barrios, ocupando el espacio público de manera permanente.
Mal parqueo
A esta situación se suman aquellos que incluso así estén de paso en un sitio cualquiera, estacionan de manera incorrecta, ocupando más espacio del necesario o invadiendo áreas destinadas a peatones y ciclistas. La carencia de empatía hacia los demás es lamentable.
Los problemas de movilidad se intensifican con la ocupación indebida de espacio público por parte de negocios informales o vendedores ambulantes, quienes sin pudor alguno instalan sus puestos en áreas de la calle, algunos ocupando descaradamente amplias zonas que deberían estar libres para el tránsito.
La falta de acción de las autoridades deja a la ciudadanía en un estado de abandono. Los alcaldes y gobernantes eluden este tema, quizás, temerosos de afectar su imagen política, y la ausencia de control no hace más que agravar la situación.
En lugar de resolver el conflicto, la ausencia de autoridad permite que estas prácticas se extiendan, deteriorando aún más la convivencia y el derecho a una movilidad segura y libre. Mientras tanto, el “ciudadano de a pie” literalmente se encuentra atrapado en una situación insostenible.
Urge una política pública
Ya es hora de implementar una política pública eficaz sobre el parqueo en los barrios, que proteja el derecho ciudadano a la movilidad. Si bien es evidente que el tema de la movilidad no es fácil de abordar, la situación requiere que las autoridades ejerzan un control más riguroso. Sería imperativo realizar operativos para retirar los obstáculos que impiden el libre tránsito en las calles y hacer cumplir normas claras que regulen el estacionamiento en la vía pública.
De seguir así, esta crisis de parqueo en la Comuna 4 no hará más que empeorar. Se avecina una posible crisis de inmovilidad que podría afectar no solo a los residentes de esta comuna, sino a toda la ciudad.
Y mientras tanto, las calles de la Comuna 4 seguirán convirtiéndose en un carnaval de conos, canecas y autos alineados en un desfile sin fin, cada quien ocupando “su pedacito propio” como si fuera un derecho adquirido. Pareciera que en esta versión de la ciudad muchos ya son terratenientes del asfalto, y quien no madrugue a asegurar su trozo de calle, simplemente pierde.
¿Y las autoridades? Bien, gracias, quizás esperando que algún día las calles se organicen solas… o que el problema de movilidad desaparezca por arte de magia.