El observatorio

Los monstruos están en todas partes

  • El silencio, el maltrato y el miedo, son los protagonistas del relato ganador del concurso Medellín en 100 palabras.
  • El escrito llamado el Monstruo de Mi Cuarto, muestra la realidad que viven niñas, niños y adolescentes en la ciudad y pone en alerta a la sociedad.

Aquel que irrumpe en la habitación sin permiso mientras un niño, niña o adolescente duerme o está solo, que observa con malicia y morbosidad sus partes íntimas en el baño o en cualquier parte de la casa, es el que genera asco, miedo y desconfianza. Ese abusador que toca su cuerpo, violentándolo y vulnerando su tranquilidad es al que ellos llaman “monstruo”.

El texto “El Monstruo de mi Cuarto”, escrito por Miguel Ángel López Henao, un adolescente de 16 años que vive en el barrio Aranjuez de la Comuna 4, se llevó el primer lugar del concurso Medellín en 100 palabras. La obra, que ha impactado a la ciudad y al país, muestra de manera realista la terrible situación que deben afrontar los menores que son víctimas de abuso sexual.

Su historia conmovió a la ciudad y al país entero, al exponer la normalización de este delito que afecta la salud mental de las víctimas, quienes suelen ser invisibilizadas. Con solo unos renglones, el autor removió corazones, expuso el maltrato y lanzó un llamado de auxilio.

El relato refleja la dificultad de denunciar el abuso sexual por parte de los niños, niñas y jóvenes, quienes se encuentran en situaciones de miedo, falta de credibilidad y temor a ser culpados, por lo que guardan silencio, sintiéndose finalmente abandonados y olvidados por la sociedad.

Basado en hechos reales

El texto ganador describe a un menor que vive atemorizado por la presencia del abusador en su hogar. El miedo lo invade y se siente frustrado al no poder hacer nada para evitarlo, mientras su madre llama “amor” al agresor.

“Se para en la esquina de mi cuarto, para verme mientras duermo. No puedo verlo, pero siento como si sus intenciones se escucharan a gritos”

frases como estas, generaron una sensación de miedo e indignación de la sociedad y se convirtieron en un llamado a escuchar a los menores y a hacer visible la problemática del abuso sexual infantil.

Un paso atrevido

En cuanto a cómo logró crear un relato tan realista a pesar de que no fue su experiencia personal, Miguel Ángel afirmó:

“Me basé en las experiencias de mis amigos, cosas que ellos me habían contado porque muchos atravesaron esa situación; así pude entenderlo y contarlo de forma directa”.

 

El joven confesó que luego de enviar el escrito tenía miedo de la reacción de la gente:

“No sabía qué iba a pasar, ni cómo lo tomarían mis amigos o la sociedad”.

Sin embargo, decidió tomar el riesgo y transformar su temor en algo más significativo, como él mismo lo llama:

“las voces de quienes no pueden ser oídos”.

El joven escritor hace un llamado a la sociedad a ser más empática y comprensiva con las víctimas, y a tomar medidas efectivas para prevenir y combatir el abuso sexual infantil:

“Que sepan que es una vivencia cotidiana para muchos niños y no nos podemos quedar quietos ante los abusos sexuales”.

A excepción de este relato, Miguel Ángel afirma que en sus otros cuentos y poemas hay una parte de quién es él, lo que ha vivido y la forma que impulsa cada parte de sí mismo. Define su estilo de escritura, como un estilo libre y sin parámetros que se enfoca en contar lo que ocurre a su alrededor, para que la sociedad abra los ojos ante las crueles realidades que se presentan diariamente.

Cifras preocupantes

En el año 2022 aumentaron los delitos sexuales contra menores de 18 años; registrándose entre enero y septiembre 15.823 víctimas en el país. Gran parte de estos delitos ocurren dentro del hogar, razón por la que es importante hablar del tema, escuchar la niñez y visibilizar sus experiencias.

En definitiva, se hace necesario propiciar espacios seguros en los que los menores puedan hablar sin miedo de lo que les está sucediendo y recibir la ayuda necesaria. Solo a través de una toma de conciencia colectiva y una acción decidida se puede poner fin a la problemática del abuso sexual infantil, porque lastimosamente si Miguel Ángel López Henao lo pudo expresar en cien palabras, infortunadamente muchos de los abusos que pasan se quedan en cero palabras.

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